Elena me encargó esta fofucha como recuerdo de su actividad laboral,aunque ahora trabaja en administración, se ha pasado la mitad de su vida en un animalario. Quería que llevara faldita azul marino, bluson de flores, zuecos blancos, bata blanca, dosímetro y una rata de laboratorio entre las manos. Y yo, cual genio de la lampara, cumplí con sus deseos. Me han contado las «malas lenguas» (alias Josefina) que Elena esta encantada con su miniyo , de la que no se despega y lleva de paseo por toda la oficina.